¿Buenas personas o de sobresaliente?

¿Buenas personas o de sobresaliente?

Como madres y padres, muchas veces damos más importancia a las buenas notas que a la inteligencia emocional de nuestras/os hijas/os.

Y no debe ser así, lo académico es muy importante pero también lo es la parte social, la emocional, el descanso, una buena alimentación o tener un momento de no hacer nada y aburrirse…

A la hora de triunfar en el colegio lo fundamental es que padres y profesores te enseñen una serie de habilidades para sacrificarte, luchar, ser perseverante… el examen de hoy es solo una oportunidad más para aprender a desarrollar esas habilidades. No debemos buscar el resultado sino el camino.

Como en todo en la vida tiene que existir un equilibrio: hay que potenciar las capacidades de los niños para que puedan obtener buenos resultados y alabar su esfuerzo, su dedicación, recalcando que es eso lo que les lleva a conseguir las buenas notas que les abrirán las puertas del futuro profesional.

Y ¿Cómo podemos hacerlo?

¿CASTIGO O RECOMPENSA?

Los padres para los que la única alternativa es la del grito, el chantaje, o el castigo, también son conscientes de que nada de eso es efectivo. Y la recompensa muchas veces es solo un tipo de chantaje.

La clave es ser consciente de que lo que estás haciendo no te sirve. Albert Einstein decía que si una actividad la haces siempre de la misma manera y sale mal, tendrás que cambiar algo para obtener resultados diferentes. Seguir igual no servirá para nada.

¿QUÉ SÍ FUNCIONA?

La paciencia, el acompañamiento, la mirada incondicional, sin refuerzos, sin castigos, sin chantajes…

Por ejemplo: no podemos decir eso de «si recoges el cuarto, entonces papá va a estar muy contento contigo pero si no lo haces me enfado mucho contigo», nos toca a los padres recoger con ellos, enseñarles, compartir ese momento.

Debemos ser comprensivos y entender que los niños están en fase de aprendizaje, tener paciencia y dedicarles tiempo y cariño.

Muchas veces somos los padres/madres los que no estamos bien emocionalmente y eso se traduce en falta de paciencia y buscamos una acción inmediata en los/as niños/as, que lo hagan a la primera, y si no lo hacen reaccionamos con enfados o castigos. Debemos mirarnos a nosotras/os mismas/os para buscar esa calma necesaria para educar de manera adecuada por eso el autocuidado es fundamental, lo primero para cuidar al otro es estar bien uno mismo, que no se nos olvide.

Así que os animo a miraros, a reflexionar sobre lo que hacéis y a cargaros de paciencia y comprensión para educar a vuestras/os hijas/os para que sean buenas personas, potenciando sus capacidades y dándoles habilidades para que se sientan seguras y confiadas.

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